Granada, principios de mayo. Hace solecito, hay un montón de ambiente en la calle (sí, más que de costumbre), muchas familias, turistas y grupos de amigos tomando algo y paseando. Y si por sí solo esto no te anima a ir a dar una vuelta, de vez en cuando te encuentras en una plaza o un patio con una cruz hecha con flores y rodeada de adornos, artesanía y jolgorio.

Es la tradicional y muy querida festividad de Las Cruces. El nombre oficial de esta celebración de origen católico es la Invención de la Santa Cruz; conmemora el hallazgo por Santa Helena de los restos de la cruz en la que crucificaron a Cristo. En Granada se celebra por lo menos desde el siglo XVII, y es una de las fiestas preferidas por los granadinos.

Flores, salaíllas y un vinito

Se dice que esta fiesta, presente en muchos pueblos y ciudades españolas, tiene una raíz precristiana relacionada con las celebraciones paganas de mayo. No digo yo que no, pero hoy en día lo que le queda de pagano son las indecentes borracheras que se agarran algunos. Pero ¿en qué consiste más exactamente?

Fuente: enelhornodemiabuela.blogspot.com

Las asociaciones de vecinos o simplemente los vecinos de un barrio colocan en algún espacio de su barrio (normalmente una plaza o un patio) una cruz formada por flores para que puedan ser admiradas por los transeúntes. Se engalanan los alrededores con más flores, objetos de artesanía y otros elementos variopintos. Suelen congregar a vecinos y curiosos que aprovechan para tomar un aperitivo y echarse unos bailes.

Existen cuatro categorías: Plazas y calles, Escaparates, Patios y Colegios, con premios de hasta 4000 euros. El próximo 3 de mayo (que es la fecha de la fiesta) de este 2018 encontraremos casi noventa cruces diseminadas por la ciudad, especialmente en los barrios del Albaycín, el Centro y el Realejo. Las más famosas quizás sean las de Plaza Larga y la de la Corrala de Santiago.

Hay un par de elementos o tres muy asociados a la fiesta de Las Cruces:

  • El pero y las tijeras: En Granada llaman “pero” a la manzana grande, tipo golden. Se coloca junto a la cruz con unas tijeras clavadas para que nadie le ponga “peros” a la decoración, o para ahuyentar el mal fario.

Barras, botellones y chavicos

  • Las salaíllas y las habas tiernas: El aperitivo tradicional de Las Cruces es esta especie de cracker granaíno y las habas de la temporada. No pueden faltar. Se acompaña de un vino blanco, dulce o la proverbial caña.
  • Las barras: elemento fiestero donde los haya, son emplazamientos provisionales para vender bebidas, refrescos, tapas etc. La costumbre se ha retomado recientemente ante el clamor popular tras casi una década de prohibición por la proliferación de botellones en cada esquina.

Fuente: juntadeandalucia.es

NOTA: si te estás preguntando qué es un botellón, mal vamos. Básicamente, una… un amasijo de jóvenes consumiendo bebidas alcohólicas adquiridas previamente en el supermercado, acompañados de música y un montón de bolsas de hielo y vasos de plástico. Es de primero de España, eso. En Granada se llegó a habilitar un botellódromo (sic) en la Huerta del Rasillo que llegó a reunir a 30.000 personas.

Cosa curiosa. La fiesta llegó a casi desaparecer entre 1883 y 1924 por la prohibición de pedir dinero (es habitual ver a los niños junto a los simulacros de cruces creadas por ellos con un platillo al lado pidiendo “un chavico para la cruz”), para rebrotar con fuerza a partir de 1964. Moraleja: las fiestas son difícilmente compatibles con las prohibiciones.

Total, que Las Cruces es una fiesta de las importantes de Granada, muy popular, en un momento perfecto del año (hace bueno, pero aún no arde el suelo) para vivir esta hermosa ciudad. Botellón sigue habiendo, pero ya no tanto ni tan localizado, es más “botellón de guerrilla”. Como fue toda la vida y nunca debería haber dejado de ser. Viva la tradición. Larga vida al botellón. Y a Las Cruces también, claro.

Si te ha seducido la idea déjanos tus dudas, seguro que te puede responder alguien que no se las pierda ni un año.