La vivienda, como otros muchos mercados, se ve afectada por la inflación, la escasez de oferta o por el contexto medioambiental. En respuesta a este tipo de problemas, surgen fórmulas colaborativas que pretenden mirar al mundo de una forma nueva y diferente. Y en el caso de la vivienda, el cohousing es una de sus manifestaciones más evidentes.

Hace poco, aquí en Spotahome, te hablamos sobre nuevas fórmulas o modelos alternativos que se habían adentrado con éxito al mercado de la vivienda y uno de ellos, en efecto, es el cohousing. El cohousing, que en castellano básicamente significaría covivienda, es un conjunto de viviendas privadas con espacios compartidos. Cuando funciona en régimen de propiedad, esto implica que un grupo de personas adquiere una vivienda a modo de cooperativa.

A diferencia del coliving –del que también te hablamos aquí–, en el cohousing son los propios residentes quienes se encargan de organizar y gestionar el proyecto de vivienda en común. Hay distintas formas de acceder a un cohousing, entre las que podemos distinguir dos principalmente:

  • Cesión de uso. La fórmula más habitual del cohousing es la cesión de uso, un régimen que nació a principios del siglo XX y que básicamente viene a decir lo mismo que indicábamos antes: propiedad colectiva pero en manos de una cooperativa. Así, quienes deciden participar en un cohousing pagan una entrada y unas cuotas que suelen tener un precio inferior al del mercado. El derecho de uso de la vivienda en cuestión puede ser para toda la vida, y luego transferido o heredado.
  • Régimen de uso. Este tipo de cohousing se caracteriza por ser más individualizado, cuya cuota dependerá del uso de los servicios comunes de los que se quiera disponer. Está generalmente asociado a la idea de cloudhousing, que, aun apostando por los espacios comunes, presenta un poco más de flexibilidad y adaptabilidad a las necesidades de los residentes. Desde esta perspectiva, se basa en el siguiente lema: es la vivienda la que se tiene que adaptar a la persona, y no al revés.

Cohousing senior, una alternativa en auge

Por lo general, y desde la lógica cooperativista, los cohousing son modelos de vivienda que apuestan fundamentalmente por dos principios: lo colaborativo y la transparencia. Este último es importante porque, a nivel de convivencia, muchos cohousing son estrictos a la hora de imponer normas, para que así queden claros tanto los derechos como los deberes de los residentes antes de acceder a la vivienda. Sin embargo, el denominador común para todos aquellos que deciden participar en un cohousing es simple: disfrutar de una vida en comunidad.

En particular, el cohousing suele ser dar una solución de compañía a las personas mayores, algo que se conoce ya como cohousing senior. Este es un modelo especialmente extendido en el norte de Europa, pero que cada vez va tomando más asiento en el resto del continente y que normalmente también se da en forma de cooperativa. El cohousing senior responde, además, a una necesidad de habitabilidad futura, ya que, según datos de la Organización Mundial de la Salud, en torno al 40 % de la población mundial tendrá más de 65 años en 2050, por lo que cada vez es más necesario pensar en espacios comunes que vayan más allá de la residencia tradicional.

En España, por ejemplo, los cohousing senior ya se regulan en la Comunidad de Madrid, donde se permite la inscripción de viviendas colaborativas como centros de servicios sociales, un paso más allá de la vivienda que mira hacia la promoción de la autonomía personal en personas mayores. Un ejemplo de ello es el centro Trabensol, en el municipio madrileño de Torremocha del Jarama, donde ya viven más de 70 personas y que se mueve a través de valores como la solidaridad, la compañía y la cooperación.