Decálogo para una convivencia sana en un piso compartido

Decir la palabra “convivencia” parece invocar a la abstracción, pero nada más lejos de la realidad. Es el día a día de miles de personas que, en un momento dado, deciden darse la oportunidad de vivir juntas, conociéndose o sin conocerse de antemano, y que empiezan a descubrir que no todo es tan fácil como parece. Y como de hecho no lo es, aquí en Spotahome queremos dejarte una serie de indicaciones que deberías tomártelas como mandamientos.

  1. El punto de partida será la amabilidad

Es un recurso muy de la abuela decir que con amabilidad se llega a cualquier sitio, lo que no impide que pueda ser cierto. De hecho, lo es. Así, cualquier cosa que tenga que ver con la convivencia tendrá que partir de ese acuerdo social tan humano que es la amabilidad, imprescindible desde cualquier dimensión. Que nadie te quite el buenos días que te mereces.

2. Respeta el orden del tiempo y espacio

Si la amabilidad es la base del respeto, el orden es su culmen. Tanto es así que el respeto por el orden implica otros muchos respetos: por el tiempo y por el espacio de los demás principalmente. Así, no es sólo una cuestión de ser ordenado, sino también de cumplir con la parte de responsabilidades que le corresponde a cada uno. De hecho, con el móvil en mano ya pocas excusas hay: aplicaciones como OurHome te ayudarán a calendarizar las tareas y evitar que a nadie se le escape nada.


3. No rompas el silencio de tus compañeros

Son las tres de la tarde, todo el mundo ha comido y hay quien quiere descansar: son sus treinta minutos de descanso reglamentarios. Y sí, da igual que Fiona Apple o el mismísimo Bad Bunny saquen nuevo disco. A la hora de compartir piso, utilizar auriculares es sinónimo de discreción y prudencia. Esto aplica a cualquier hora del día en el que uno tenga rutinas que precisen de un poco de silencio. Así es: a veces no hay mejor compañero de piso que al que no oyes.

4. Evita el derroche en el uso de los suministros

Cada vez es más importante andar con pies de plomo respecto a las facturas de suministros. Evidentemente no sólo por los precios, sino también por evitar el malgasto y el derroche. Ver la convivencia desde una perspectiva medioambiental no deja de ser también otra forma de deferencia con tus compañeros, que no deben pagar por el hecho de que a ti te guste pasarte algún que otro minuto de más debajo de la ducha.


5. Sé celoso con la intimidad (de los otros)

Intimidad no es sólo la serie del momento en Netflix o una excelente novela de Hanif Kureishi. La intimidad es también ese acuerdo implícito por el que alguien accede a compartir su vivienda –y su vida– con otra persona porque asume que se va a respetar. Desde luego, la suspicacia y la desconfianza son premisas muy feas por las que empezar una convivencia…, pero el respeto a la intimidad es uno de los mandamientos más importantes en cualquier hogar.

6. Atento a las normas no escritas…

Al fin y al cabo, convivir no deja de ser un juego de favores y concesiones en el que dos o más personas se ponen de acuerdo para sacar lo mejor de sí mismas y guardarse lo peor. Claro, ese es el escenario ideal de la convivencia. Pero conforme una persona va conociendo a otra sabe que hay una serie de cosas –no escritas– que uno debe cumplir sin rechistar. En ese saber estar y saber callar está una de las mayores virtudes de la convivencia y de cualquier tipo de relación humana.

7. Paga siempre lo que te corresponde

Por lo general, a nadie le gusta pagar más de lo que le corresponde. Y como el tema del dinero es un asunto muy sensible para mucha gente, razón de más para tenerlo en cuenta entre las prioridades a la hora de compartir un piso. Tanto para el pago de suministros como de gastos comunes, hay aplicaciones móviles a través de las que repartir todos los pagos para no dejarse nada atrás. Algunas de las más populares son Splitwise o Tricount.


8. Cuídalo todo como si fuera de tu propiedad

Cierra la puerta del horno/microondas con delicadeza, airea el baño para que no se acumulen humedades, estate pendiente de tu balda de la nevera ante cualquier riesgo de mal olor inminente… Son todo ese tipo de cosas pequeñas que manifestarán tu afán por cuidar de la convivencia y por construir un hogar sano para todos.

9. Mejor pide permiso que perdón

Hay mucha gente que, a riesgo de poner contra las cuerdas a su orgullo y en sintonía con el refrán, prefiere pedir perdón antes que permiso, aunque debería ser al revés. Sobre todo en convivencia, donde, de nuevo, es mejor prevenir que curar. Aunque habrá cosas que evidentemente dependan del grado de confianza entre los convivientes, el preguntar antes siempre será una garantía de ahorrarse discusiones innecesarias.

10. La comunicación tiene que ser un mantra

¿Que no tiro nunca la basura? Dímelo. ¿Que no friegas con la suficiente fruición las cacerolas? Te lo diré. Si la amabilidad era el punto de partida de todo, la comunicación es el vehículo, un mismo coche donde entran también otros factores como la empatía o la asertividad. No hay convivencia sana sin personas capaces de hablar y de aparcar la pasivo-agresividad a un lado.