Cómo Preparar una Cena Navideña Económica

Sí amigos, otra vez, las navidades a la vuelta de la esquina, con sus tipicismos inevitables: el Gordo de Navidad, las luces desproporcionadas, las colas para comprar (lo que sea, pero hay que comprar), las discusiones familiares en torno al entrañable cordero, los atascos en la nieve… En fin, que me encantan, como veis.

La cena de Navidad, ya la hemos mentado, es uno de estos must navideños que no pueden faltar. Lo suyo es pasarla en familia, pero da igual, aunque sea con unos compañeros de piso a los que apenas conoces a 5000 kilómetros de distancia del hogar en un país musulmán, tú nada, empeñado en que se celebra y se celebra. No una: están Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes.

Y claro, no se cena una sopa de sobre en pijama delante de la tele, precisamente. Entre el afán celebrista y la sorda competición entre las diferentes ramas familiares se preparan unos festines que no veas. Visto así, lo de “cena navideña económica” suena a oxímoron. Y sin embargo…

Sin embargo, en Spotahome nos empeñamos en mostrarte opciones alternativas; normalmente nos centramos en una forma diferente de encontrar casa, pero hoy queremos demostrarte que preparar una cena navideña económica es posible.

Buena, bonita y barata

Lo más importante es la comida, pero lo primero es la decoración. Que no se diga. Árbol, guirnaldas, tarjetas, lo que sea. Lo lógico es reutilizar los de todos los años, aunque siempre puedes hacerte algo tú mismo (como uno de estos árboles de navidad) si tienes tiempo y talento. Aquí algunas ideas europeas para inspirarte.

Si te preocupa la puesta en escena, lo que viene siendo cómo vas a vestirte tú y tu mesa, tómatelo con calma y propón a tu familia, amigos o invitados una cena más bien informal, para evitar los vestidos demasiado lujosos, o sea, caros. En la mesa, recuerda que las cuberterías desparejadas y los tarros de cristal a modo de vasos se llevan mucho.

No hay árbol; culpa al gato.

Vamos con la cena de verdad. ¿Qué preparamos? Producto de temporada, sí, pero no lo típico. Si el besugo está caro… pues besugo no. Evidente. Lo que siempre dicen los reporteros de la tele de adelantar las compras navideñas también es una buena idea. Elige un buen producto principal y luego busca recetas atractivas y asequibles, que para eso se inventó internet.

Ya sabes que comprar al por mayor permite obtener mejores precios… Lo del turrón del año pasado, ¿no se considera al por mayor? Estuvimos con el Suchard hasta julio, ¡derretido y todo! Piensa en comprar dulces para toda la década; con el mazapán, ni se nota. Total, nadie lo prueba…

Hay otra opción muy interesante: cena tradicional de catering. Tú se lo vendes así a tus invitados, pero lo que haces realmente es bajar al bar de la esquina, ese que hacen un cocido madrileño que te mueres (o lo que sea) y encargarlo. Que te hagan precio, que hay confianza. Si se te quieren subir a las barbas, lo puedes hacer tú mismo, que no es para tanto.

Cenas navideñas económicas… y alternativas

Si recuerdo bien todo lo que aprendí de las pelis navideñas de Disney, aparte de que hay que comprarse el merchandising de la temporada, es que lo importante en Navidad es compartir tu buena voluntad con los seres queridos. Y con los pobres, huerfanitos y demás gentuza. ¿No?

Pues si integramos esa ida con la de evitar el consumismo y el desperdicio, que también está muy de moda y es muy buenrollera, tenemos la cena perfecta: purga de latas antiguas de la cocina. Todo lo que tengas envasado y haya caducado o esté cerca se calienta y se devora en buena armonía. Sabores de antaño y maridajes osados. Y al final os regaláis las latas y hacéis adornos DIY.

Otra opción es ponerte contracultural. Si tú le dices a tus invitados que lo típico de la Polinesia es celebrar la cena de Navidad en chanclas y con unos menús de tu cadena hamburguesera de cabecera (todo esto por no decir BigMac), a ver quién te va a llevar la contraria. Lo fastidiado es que a lo mejor es verdad y todo.

Hombre, y ahora que lo pienso… Siempre queda la alternativa más económica de todas, que es hacer como si fuera un día normal en el que no hay nada que celebrar, se cena normalmente y a la cama. Ahorras más sin cenar, pero bueno, digo yo que tampoco hay que ponerse así. Si los niños lloran, les decís que vosotros celebráis Hannukah o el solsticio de invierno y listo.

Si tienes alguna idea para preparar una cena navideña económica, ¡nos encantará oírla!